Un muerto y más de veinticinco heridos en Leganés. El accidente se produjo en la mañana del día 17 de abril de 1922, sobre las nueve y cuarto. Menos de una hora después, los heridos en el siniestro ferroviario de Leganés, recibían el auxilio necesario de parte del hospital de Leganés y de la fuerza militar del acuartelamiento del regimiento de Asturias al mando del coronel Mario Muslera.
Al poco, el juez de guardia de Getafe levantó el cadáver del vecino de Fuenlabrada, Eloy Ortiz, panadero de oficio, tomo declaración al jefe de estación de Leganés, al maquinista y al guarda agujas y auxiliado por peritos ferroviarios determino la causa posible del accidente.
A las once y media de la mañana, es decir un par de horas después del accidente, hizo presencia en el lugar de la catástrofe el gobernador civil, Sr. Bullón, que llegó en coche y entregó al alcalde D. Pablo Durán, la cantidad de 500 pesetas para la familia del muerto y después de hablar con los periodistas volvió a Madrid. El día 18 por la tarde estaba en servicio la vía siniestrada.
¿Que os parece? Como podéis comprobar, todo un ejemplo de eficacia y rapidez en el tratamiento de los siniestros y catástrofes, y sin necesidad de protocolos, procedimientos, etc. Heridos, traslados, colaboración de las instituciones, hospital, ejercito, ayuntamiento, justicia, funcionarios y trabajadores, vecinos, cargos públicos, beneficencia,.... Todo un ejemplo de trabajo y solidaridad al servicio del bien común.
Actualmente, es posible llegar a todas partes del mundo con una noticia en pocos segundos, con ciento cuarenta caracteres en twitter o alguno más en facebook o cualquier otra red social. En 1922 el periodismo era otra cosa. El proceso por el que alguien recogía la información a partir de ciertos hechos, contrastaba la información in situ y publicaba lo más rápidamente posible incluso con fotografías, merecía un esfuerzo claramente considerable y diferenciador del que cualquier periodista puede necesitar ahora. Ahora tienes el perfil, tu foto,... antes ni colocaban tu nombre o la firma bajo el artículo de prensa.
Si a esta cuestión, añadimos que en la década de los años veinte, la radio iniciaba su andadura en los medios de comunicación, me imagino a ese periodista corriendo de arriba a abajo libreta y cámara fotográfica en mano con el lapicero en la oreja para dar la noticia lo antes posible. El suceso fue publicado al día siguiente en la edición de la mañana de algunos rotativos.
El artículo que aquí os traigo pertenece al periódico "La Vanguardia" y he consultado también los datos referidos por el periódico "ABC" que reseñó el suceso en las páginas 13 y 14 de su propia edición. Merece una mención especial el diario "LA VOZ", que como periódico independiente de la noche, publico la noticia sobre el accidente la misma noche del siniestro y todos los madrileños pudieron leerlo antes que en el ABC o la Vanguardia, por el precio de 10 céntimos de peseta.
El artículo que aquí os traigo pertenece al periódico "La Vanguardia" y he consultado también los datos referidos por el periódico "ABC" que reseñó el suceso en las páginas 13 y 14 de su propia edición. Merece una mención especial el diario "LA VOZ", que como periódico independiente de la noche, publico la noticia sobre el accidente la misma noche del siniestro y todos los madrileños pudieron leerlo antes que en el ABC o la Vanguardia, por el precio de 10 céntimos de peseta.
Leganés era así en 1922......
Siniestro ferroviario en Leganés
En las primeras horas de la.mañana circuló en Madrid el rumor de que en la estación de Leganés había ocurrido una tremenda catástrofe ferroviaria.
Al saber la noticia los periodistas, acudieron a los centros oficiales, donde confirmaron que en efecto había ocurrido un descarrilamiento en la estación de Leganés, pero que la catástrofe no tenía las consecuencias que se suponía.
El ministro de la Gobernación manifestó que el alcalde de Leganés había comunicado al gobernador civil de Madrid, que en dicha estación había descarrilado un tren sin añadir más detalles. Por noticias no oficiales, creía, saber el ministro que en el suceso habían resultado un muerto y algunos heridos, pero no había referencias completas ni se sabia cuál era el tren descarrilado.
En vista de estas noticias, los periodistas se dirigieron apresuradamente a Leganés, donde les participaron que al entrar esta mañana en la estación el correo de Portugal núm. 1, descarriló todo el convoy, volcando la locomotora y quedando destrozados numerosos vagones, muchos de los cuales se empotraron unos en otros.
Rápidamente llegó un tren de socorro procedente de Madrid, comenzando los trabajos de salvamento y siendo retirados de entre los restos del convoy un muerto y unos 30 heridos, muchas de ellos graves. Estos fueron
Rápidamente llegó un tren de socorro procedente de Madrid, comenzando los trabajos de salvamento y siendo retirados de entre los restos del convoy un muerto y unos 30 heridos, muchas de ellos graves. Estos fueron
trasladados al hospital de Leganés.
La hora en que ocurrió el siniestro fue la de las nueve y cuarto. El tren número 1, procedente de Valencia de Alcántara, donde trasbordan los pasajeros que llegan a aquella estación procedente de la frontera en el tren portugués, llegó a la estación de Leganés a la hora fijada en el itinerario de la Compañía.
A poco de tomar la aguja, el maquinista Manuel Lara y el fogonero Nicolás Palomo, notaron que el terreno cedía y la máquina iba empotrándose en tierra hacia el lado derecho, e inclinándose visiblemente hacia el mismo.
La sorpresa que ambos recibieron les tuvo confusos un instante, pero inmediatamente se rehicieron, y en vista del peligro que veían acercarse, frenaron rápidamente. Al frenar instantáneamente, los coches, con la velocidad adquirida, fueron chocando violentamente y montándose los unos sobre los otros El maquinista y el fogonero, que habían resultado ilesos, así como el personal de Correos que iba en el tren, se arrojaron inmediatamente a tierra.
Los primeros momentos fueron de gran confusión. El estupor de los viajeros y los ayes de las victimas se mezclaron con el ruido que producían las maderas de los coches destrozados al desplomarse. Entre las astillas y los hierros pugnaban los viajeros por abrirse paso.
El ruido del choque, que se percibió a larga distancia, oyóse también desde la estación y repuesto el personal que en ella había de la sorpresa recibida, acudió al lugar del suceso, siendo de los primeros en llegar el jefe de la estación, su esposa, un guardagujas, un factor, la esposa de éste y varios individuos que allá se encontraban, quienes se apresuraron a socorrer a las víctimas, auxiliados por los viajeros que habían resultado ilesos y por algunos vecinos y transeúntes que también acudieron.
Pronto corrió por la población la triste noticia, y el coronel del regimiento de Asturias ordenó que inmediatamente salieran fuerzas en socorro de los heridos. A tal efecto salió una compañía llevando varias camillas y material sanitario, yendo también con ella el médico del regimiento.
También acudió a la estación el médico de la Compañía, don Luís Atrelle.
Inmediatamente se comenzó a socorrer a los heridos, que trabajosamente iban extrayéndose de entre los restos del convoy, y practicadas a los más graves las curas de urgencia, fueron puestos en camillas y trasladados al cuartel.
A las diez y cuarto comenzaron a llegar las autoridades y entre ellas el gobernador civil de Madrid.
Acudieron también el subdirector de la Compañía, señor Cepeda, el director, señor Ortega, y el inspector del Estado, señor Soldevilla, quienes rápidamente practicaron una inspección para aclarar las causas que han motivado el incidente.
Acudieron también el subdirector de la Compañía, señor Cepeda, el director, señor Ortega, y el inspector del Estado, señor Soldevilla, quienes rápidamente practicaron una inspección para aclarar las causas que han motivado el incidente.
Este se produjo, según parece, por haberse roto un raíl, lo que produjo el descarrilamiento.
La máquina se halla caída hacia la izquierda y empotrada en tierra. Los dos furgones que la seguían volcaron hacia el mismo lado, y el segundo de éstos quedó casi con las ruedas en alto. Otro furgón grande, de equipajes, se hallaba también volcado, aunque sin sufrir desperfectos de importancia.
Detrás de este coche venía uno de segunda, que quedó hecho un montón de astillas y cuya parte delantera estaba metida materialmente bajo el furgón que le antecedía.
A continuación estaba el coche-correo que quedó intacto. Sufrió también destrozos enormes otro coche de segunda, de los nuevos, que iba detrás, y cuya parte delantera quedó hecha astillas y la posterior empotrada en un vagón de primera de los antiguos.
También quedó destruido otro vagón de tercera.
Mientras las autoridades, jefes y técnicos de la Compañía daban instrucciones, varios sacerdotes de establecimientos docentes y de beneficencia de Leganés asistían a los heridos.
Mientras las autoridades, jefes y técnicos de la Compañía daban instrucciones, varios sacerdotes de establecimientos docentes y de beneficencia de Leganés asistían a los heridos.
Entre los heridos se encontraba un pobre hombre que, sujeta una de sus piernas entre las astillas y hierros de un coche de los que mayores destrozos sufrieron, permanecía colgado.
Como la parte del cuerpo quedaba libre, el infeliz se movía y daba ayes de dolor demandando socorro y pidiendo que le facilitaran un hacha para cortar las maderas que le atenazaban la pierna. Así estuvo algún rato sin que nadie le hiciese caso ante la confusión de los primeros momentos. Por fin, un grupo de personas se acercó y pudo salvarle de aquella terrible tortura, siendo trasladado al servicio de urgencia, del cuartel de infantería.
Como la parte del cuerpo quedaba libre, el infeliz se movía y daba ayes de dolor demandando socorro y pidiendo que le facilitaran un hacha para cortar las maderas que le atenazaban la pierna. Así estuvo algún rato sin que nadie le hiciese caso ante la confusión de los primeros momentos. Por fin, un grupo de personas se acercó y pudo salvarle de aquella terrible tortura, siendo trasladado al servicio de urgencia, del cuartel de infantería.
El coronel del regimiento de Asturias, don Mariano Muslera, pidió a Madrid varios camiones de la Ambulancia de Sanidad Militar para que pudiera hacerse el traslado de los heridos a Madrid.
El gobernador estuvo a visitar a los heridos, interesándose por su estado y prodigándoles frases de consuelo.
En el tren de socorro llegó a Leganés el administrador de Correos, señor Ballesteros, el segundo jefe de Cartería, señor Núñez, y el auxiliar señor Téllez, los cuales, ayudados por los oficiales ambulantes, trasladaron toda la correspondencia del tren siniestrado.
En el mismo tren se trasladaron a Madrid los viajeros que habían resultado ilesos y algunos de los que tenían erosiones y contusiones.
El tren de socorro entró en la estación de las Delicias a las doce de la mañana. Los heridos de consideración fueron trasladados esta tarde a Madrid en camiones automóviles de la Sanidad Militar y de la Beneficencia Municipal.
El juzgado municipal de Leganés instruye las oportunas diligencias, que se encargará de continuar el de instrucción de Getafe, al cual corresponde el municipal de Leganés.
El juez tomo declaración primeramente al maquinista y fogonero del tren, al jefe de la estación, al guardafreno y a cuantas personas creyó conveniente para esclarecer el suceso y depurar responsabilidades.
Después de tomar declaración al maquinista y al fogonero, dispuso que ambos quedaran detenidos, a dosposición del juzgado.
De la inspección ocular practicada en la vía, quedó demostrada la irresponsabilidad del guardagujas, pues la aguja estaba perfectamente colocada y el tren entró en ella con toda normalidad.
A simple vista pudo apreciarse que la causa del siniestro fue uno de los carriles, que estaba picado por debajo, y al entrar el convoy saltó, determinando el descarrilamiento.
El gobernador, hablando con los periodistas, manifestó que se tomarían disposiciones para depuración de responsabilidades.
La frecuencia con que ocurren siniestros de esta índole en dicha vía, obligará al Estado a intervenir de una manera eficaz.
(La Vanguardia - 18 abril 1920)
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