Nunca mejor dicho. Esta muchacha tiene un cuerpo escultural. Algo más que un cuerpo bonito y poca ropa, algo que nos llama la atención y despierta nuestros deseos. Yo diría que además de un precioso cuerpo, esta joven goza también de una belleza sobrenatural. Lleva mostrando su arte, su cuerpo y su sensualidad de mármol desde hace algo menos de cuatrocientos años.
Tal presencia, el esplendor de un cuerpo joven con un enorme dinamismo, tanto físico como dramático no pasa desapercibido ante la mirada del dios, que hunde sus poderosos dedos sobre la sensual carne de Proserpina. El dios Platón sucumbe al deseo y rompe la barrera entre la sensualidad y la sexualidad. Los mortales nadamos entre la tierna sensualidad y el sexo duro.
Está claro que es un rapto, la imagen lo dice. El poderoso dios supuso que raptando a la preciosa joven conseguiría la gracia de una mujer amante, algo parecido a la luz y a la alegría de la que carecía en el aberno. Conquistaría la primavera entraría en los profundos abismos para disipar la melancolía.
Gian Lorenzo Bernini en 1621 realizó esta escultura, "El rapto de Proserpina" y algunos dicen de su obra que este hombre debió poco menos que hablar con dios para poder alcanzar tal sensibilidad y ternura, una imagen cercana a la perfección que juega con nuestra imaginación, ¿mármol o carne?, ¿tierna sensualidad o sexo duro?
Hay una enorme diferencia entre ser sexual y ser sensual. Diría que lo segundo es una actitud natural que se nota y se transmite en diferentes circunstancias, una actitud que provoca, no provocadora y que se nos antoja ser deseable. Ser sexy despierta claramente el deseo carnal, ser sensual despierta los sentidos.
La imagen de Prospertina es claramente sensual y la hace deseable. El juego con las imágenes, la luz y las sombras, el punto de vista, las fotografías de las manos de Plutón y sus dedos clavados en los muslos de la joven adquieren en nuestro pensamiento un destino nuevo hacia el sexo.
El juego de palabras remata esta cuestión para dar el título a este post: ¿sensualidad o sexualidad?, ¿mármol o carne?, ¿escultura o sexo duro?. Está claro que sensualidad y sexo duro, de mármol.
Dioses y ninfas, héroes y mortales, romanos y griegos contaron multitud de historias y escribieron el porqué del funcionamiento de este mundo desde su punto de vista, consecuencia de los juegos y los actos de los dioses. El rapto de Proserpina dicen que tuvo como consecuencia las estaciones y especialmente la primavera.
La curiosidad, las fotografías y el texto espero que os lleven como a mi a disfrutar y gozar de esa fina línea entre la sensualidad y el sexo de la mano de una joven de mármol que tiene casi cuatrocientos años.
Plutón supuso que raptando a la ninfa, conseguiría la gracia de una mujer amante, alcanzaría sus besos. Posiblemente pretendía algo parecido a alcanzar la luz y a la alegría de la primavera y llevarla a los profundos abismos para disipar su melancolía. Parece que no se puso a pensar en las consecuencias que podría traer con ello. Los historia romana lo cuenta así:
EL RAPTO DE PROSERPINA
Hades, al que los romanos llamaron más tarde Plutón, era el dios del reino de los muertos, de las obscuras cavernas del Tártaro. Vivía allí solo, en compañía de las almas de los difuntos, y su soledad lo entristecía. Por ello, un buen día, decidió tomar esposa y escogió como futura compañera a una ninfa bellísima llamada Proserpina.
Una hermosa mañana, la ninfa estaba cogiendo flores en las verdes praderas de Sicilia, y en determinado momento, cuando se hallaba algo alejada de sus hermanas, vio temblar la Tierra, y un abismo espantoso se abrió ante ella de pronto. Del abismo, surgió un carro negro arrastrado por caballos también negros, con los ojos llameantes. Sobre el carro estaba Hades, que se apoderó de la bella ninfa y volvió con ella a su obscuro reino. Sin embargo, antes de que la Tierra se cerrara sobre ella, Proserpina pudo lanzar un grito agudísimo.
El grito fue oído por Deméter, la madre de la ninfa, en las altas cumbres del Olimpo. Angustiada bajó en seguida a la Tierra y se puso a buscar a su hija durante nueve días y nueve noches, sin tomar un instante de reposo. Preguntaba a los hombres si habían visto a la bella Proserpina; pero nadie sabía nada, y la doncella no aparecía por ninguna parte.
Abatida, desalentada, perdidas las esperanzas, la pobre madre se dejó caer una tarde sobre la hierba de un prado y estalló en sollozos. la Tierra no dará más frutos y las mieses se secarán en los campos mientras no me sea devuelta Proserpina. Lo juro.
En efecto, después de aquel tremendo juramento, la Tierra se volvió árida, las flores se marchitaron, los árboles perdieron sus hojas y las mieses quedaron secas; los campos ya no produjeron nada y los hombres morían de hambre. Al ver aquel desastre, Zeus envió a Mercurio, su mensajero, para tratar con Hades.
-Devolveré Proserpina a su madre durante los dos tercios del año, para que el otro tercio lo pase conmigo -dijo el dios.
Así, cada vez que Proserpina está con Hades, la tierra se viste de luto y no produce nada. Después, en primavera, cuando la bella ninfa vuelve con su madre, la Naturaleza se despierta, las flores aparecen y las mieses maduran en los campos con alegría de los hombres".
0 comentarios