La primera pregunta que me vino a la cabeza cuando leí sobre el tranvía de Leganés, fue ¿por qué narices nuestra ciudad se vio unida por la primera línea de comunicación de España de este tipo con Madrid?. La respuesta parece que tiene tres pilares, el Hospital Psiquiátrico de Santa Isabel en la antigua casa solariega de los Tamames, el cuartel de las Reales Guardias Walonas (cuartel de Saboya) y como no, aquello por lo vulgarmente se conoce a los nacidos en Leganés, los pepinos y las hortalizas que en aquellos años venían a ser de los mejores de la comarca y que en buena parte servían para abastecer de este tipo de alimentos a la capital.
Estas tres razones además del hecho de que llegaría este transporte a Leganés antes que a Getafe, localidad con la que siempre existió una sana rivalidad, hizo que los "pepineros", vecinos de Leganés se sintieran contentos con el proyecto y más orgullosos de su pueblo. El 27 de enero de 1876 se obtuvo la concesión de un tranvía de tracción animal (también llamado con motor de sangre por ir tirado por mulas) entre la capital y nuestra plaza de España. Leganés tiene tranvía.
La línea discurriría por la carretera de Carabanchel hacia Leganés y carretera de Fuenlabrada, con una longitud de 11.227 metros. Una vez aceptada por el concesionario Enrique O'Shea y Hurtado de Corcuera y autorizada la instalación por Real Orden, la Compañía General Española de Tranvías llegó hasta el centro de nuestra localidad el siete de abril de 1879. La inauguración se produciría el 7 de junio de 1879, siendo alcalde de la localidad José Fernández Cuervo de Grado.
A pesar de que Juan Enrique O’Shea afirmaba que los tranvías de tiro animal eran capaces de arrastrar casi 3.600 kilogramos por caballo a 12 kilómetros a la hora, y vencer pendientes de hasta un 12 %, lo cierto es que la línea Plaza Mayor-Leganés tuvo que modificar muy pronto su sistema de tracción y arrastre. El 29 de junio de 1879, a los dos años de su instalación, las mulas se sustituyeron por máquinas de vapor en gran parte del recorrido del tranvía dejando paso a las locomotoras. Hay que destacar que por esta circunstancia esta línea se convirtió en la primera de todo Madrid que utilizó el motor de vapor.
El sistema se mantuvo hasta 1906, año en que se terminaron las labores de electrificación de las líneas de tranvías. La línea no contaba con paradas estables en el trayecto, ya que se consideraba más «cómodo para los viajeros el subir y bajar a la puerta de su casa», pero sí disponía de seis quioscos para uso de los empleados y para que los viajeros que lo deseasen pudieran refugiarse de las inclemencias del clima en la Plaza Mayor.
La línea arrancaba en la Plaza Mayor de Madrid por ser esta plaza de mayor espacio que la puerta del Sol donde ya estaba saturada de medios de transporte. Los tranvías podían realizar las maniobras y el estacionamiento con facilidad y los centros de comercio están ubicados en los aledaños de esa plaza. Los convoyes salían de la plaza por el arco de la calle Toledo, seguían hasta Puera de Toledo, cruzaban el Manzanares y enlazaban con la carretera de Carabanchel que hoy es la calle General Ricardos. Después de atravesar Carabanchel bajo por Eugenia de Montijo salían hacia Leganés pasando el puente de Butarque y entrando por la Avda de Fuenlabrada, la estación final estaría en el cruce del camino que iba al cuartel de Sabolla, es decir en la Avda. de la Universidad.
Como curiosidades podemos destacar por ejemplo:
- La celebración de la inauguración del servicio de tranvías de Madrid con los coches de mulas se encargó al restaurante Lhardy.1.
- La línea disponía de 24 coches, cada uno de los cuales costó 2.000 pesetas y era tirado por 120 caballerías.
- Los primeros coches tenían capacidad para 24 pasajeros, 16 en el interior y ocho en la imperial, una especie de terraza al descubierto.
- Por las noches la línea se utilizaba como metodo de transporte de mercancías.
- En 1878 se provó la primera locomotora de vapor de la marca Brow de 12cv y arrastraba dos coches.
- El Tranvía de Madrid fue un medio de transporte que funcionó en la capital durante un periodo de cien años.
En 1871 empezó a caminar el primer tranvía de España, en Madrid. En 1879 la línea de tranvía Madrid-Leganés, llega el transporte con tracción de vapor y en 1899 funciona la primera línea electrificada. Su funcionamiento se mantiene hasta que, el 1 de junio de 1972, desaparecen las últimas líneas. Para el final de nuestra línea de tranvía, la Guerra Civil entre julio y noviembre de 1936 fue determinante. El avance de las tropas del general Franco desde Andalucía y Extremadura era imparable y la primera resistencia de las tropas de la República con cierto éxito se produjo a las puertas de Madrid. Por este motivo los daños que los enfrentamientos bélicos produjeron en las líneas de tranvías que se extendían por los ejes de la carretera de Extremadura y de Leganés fueron determinantes.
Muchos trabajadores de las empresas de tranvías fueron reclutados para luchar en el frente y fueron las mujeres las que asumieron las funciones de conductoras o cobradoras. Las pérdidas durante la guerra civil fueron muy importantes: de los 556 coches que circulaban en 1936 quedaban en 1939 en condiciones de poder rodar 156, aunque luego se ampliase levemente su número. Una gran parte de las líneas, cuya extensión en 1934 era de 141,729 km, quedaron en zona de guerra, resultando muy dañadas, así como las cocheras de Bombilla, Cuatro Caminos y Carabanchel.
A partir de 1937 ningún tranvía era operativo en la margen derecha del río Manzanares. Otra de las cosas con las que acabó nuestra guerra civil.
Hasta aquí esta pequeña historia de nuestra ciudad, un capitulo de su vida. Ahora cerrar los ojos e imaginaros bajando la cuesta de carabanchel, hacia el arroyo de Butarque, sobre ese tranvía tirado por mulas y viendo a izquierda y derecha los olivares y huertas de hortalizas, las mejores de Madrid..... así era Leganés en esos días.
En 1919, Ramón Gómez de la Serna escribió en el semanario ESPAÑA un relato de su viaje a Leganés en el tranvía: Los Carabancheles y Leganés, que comenzaba así:
"En invierno y en verano tomo muchas veces el tranvía de Leganés no solo para ir a Leganés... sino para pasar por los Carabancheles. Es el más largo viaje de tranvía. Si la Compañía quisiera podría inventar unos kilométricos. El cartelón en que va impresa, en lo alto, la dirección de este tranvía, es de olor amarillo, como la locura, "amarillo locura". Relato completo aquí.
En 1919, Ramón Gómez de la Serna escribió en el semanario ESPAÑA un relato de su viaje a Leganés en el tranvía: Los Carabancheles y Leganés, que comenzaba así:
"En invierno y en verano tomo muchas veces el tranvía de Leganés no solo para ir a Leganés... sino para pasar por los Carabancheles. Es el más largo viaje de tranvía. Si la Compañía quisiera podría inventar unos kilométricos. El cartelón en que va impresa, en lo alto, la dirección de este tranvía, es de olor amarillo, como la locura, "amarillo locura". Relato completo aquí.
Fuentes consultadas: HISTORIAS MATRITENSES / SPANISH RAILWAY / ENCICLOPEDIA LIBRE UNIVERSAL / EL TRANVÍA DE LEGANÉS - EL ARTE DE LA HISTORIA de Francisco Arroyo Martín / MEMORIA DE EXPLOTACIÓN DE FERROCARRILES POR EL ESTADO - Alejandro Mendizábal Peña / REVISTA VÍA LIBRE / ALFA Y OMEGA DE LOS TRANVÍAS DE MADRID - Carlos López Bustos / WIKIPEDIA / REAL ORDEN DE LA DIRECCIÓN DE OBRAS TRANVÍA DE MADRID A LEGANÉS / Fotos de Tranvía en Madrid / Álbum de fotografías en LEGANÉS B/N hasta 1920
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